Víctor buscó en Internet que era un pentáculo. El encargo que le había hecho su jefe vía mail era de lo más inusual. Normalmente, cuando alguien hacia un encargo de ese tipo, iba directamente a la agencia de diseño gráfico y exponía cara a cara al diseñador lo que quería. Los más atrevidos llevaban algunos bocetos, o en su defecto alguna imagen o foto del logo en cuestión. Se hablaban de las preferencias y se concretaban unos criterios básicos. Ese encargo del pentáculo era tan extraño que la curiosidad hizo que su interés por ese proyecto fuera máximo. Encontró varios símbolos y también explicaciones diferentes para cada uno de ellos. Decididamente hasta que el cliente no se pusiera en contacto con él y le comentara lo que realmente quería y como, no podría avanzar. El teléfono de la empresa sonó.

-¿Designius, Diseñadores gráficos, le habla Víctor, diga?
-Hola Vítor, soy Lara, la pintora.Llamaba por lo de mi página web.
-¡¡Ah, Hola Lara!! Precisamente quería llamarte. La verdad es que estamos hasta arriba de trabajo y vamos algo retrasados.
-Bueno, no importa, solo llamaba para ver como iba el tema.
-Pues la verdad es que solo te puedo decir que vamos avanzando. Necesitaría que te pasaras por la agencia y que nos miráramos varios diseños para las galerías.
-De acuerdo. Cuando me paso.
-Yo esta tarde tengo un hueco.
-Esta tarde no puedo, tengo que entregar unos cuadros para una exposición. ¿Mañana te vendría bien?
-Si es a primera hora sí, los viernes suele ser un día de locos.
-Entonces a las ocho estoy allí.
-Ok, perfecto, nos vemos.


Ian estaba dispuesto a dejar el proyecto de investigación. Se había pasado la noche dando vueltas en la cama. Nadie en el laboratorio hablaba del tema, pero la fuga de información de la investigación hacia la competencia, era algo que todo el mundo sabía. Quizás los demás investigadores veían aquello como algo común, pero Ian no. No estaba dispuesto a pasarse horas infinitas intentando descubrir la base de la regeneración celular para nada. El entendía la ciencia como un bien común al servicio de los hombres, no como un deshonesto mercadeo y lucha entre empresas. Sus convicciones eran férreas. Mañana iría a hacerle una visita al director de laboratorio para presentarle su renuncia.



Esa mañana de viernes Eva se despertó a la misma hora de siempre. Se preparó un café y se sentó en el sofá. Llevaba un pijama marrón y sobre él una vieja bata. Su pelo largo y moreno, alborotado y sin peinar, caía por encima de sus hombros. Durante unos segundos sostuvo la taza caliente entre sus manos. Su mirada se perdió a través del gran ventanal de su salón. Era extraño, hoy ya no tenía que ir a trabajar. Ensimismada en sus pensamientos, se preguntó que iba ha hacer. Tal vez fuera a buscar trabajo y entregar curriculums, pero no, lo dejaría para el lunes. Ese día se lo dedicaría a ella en exclusiva. Eran las seis de la mañana y el sol todavía no había hecho su aparición. Tal vez era el momento para hacer ese viaje que hacía tiempo ya quería realizar. Se levantó y con la taza de café todavía en la mano se dirigió a la pequeña habitación donde tenía el ordenador. Colocó la taza sobre el escritorio y apretó el botón de encendido. Mientras esperaba que el ordenador se pusiera en marcha iba sorbiendo a pequeños y pausados tragos su café. Clicó en su explorador y buscó billetes a Londres. Antes de hacerse educadora Infantil Eva había estudiado filología Inglesa. Había prometido ir a Londres para perfeccionar su acento después de la carrera, pero nunca lo hizo. Quizá fuera hora de cumplir esa promesa. Miró varias agencias, pero el vuelo que mejor le salía de precio partía ese mismo sábado.

A las ocho en punto Lara estaba en el estudio de diseño. En recepción preguntó por Víctor y la secretaria le comentó que todavía no había llegado. Dispuesta a esperarlo se sentó en una de las dos sillas libres que había en el hall. Miraba a su alrededor fijándose en los cuadros que adornaban las paredes. Como pintora, era una de sus manías. En realidad todos los cuadros que colgaban de las paredes de ese estudio de diseño eran eso, diseños y logotipos que se habían hecho en la empresa y que habían conseguido gran popularidad. Pensó que le daba un toque muy impersonal al edificio. En ese momento Víctor entró atravesando la recepción a toda prisa, precisamente él no era un derroche de puntualidad. Al ver a Lara, ahí sentada, con su bolso de tela sobre el hombro se fue directo hacía ella mientras se disculpaba por su tardanza.

- Perdona, ya sabes como está el tráfico aquí en Madrid, y lo de aparcar ya ni te cuento.
- Yo como no tengo coche…
- Haces bien, a veces creo que tardaría menos si viniera en metro. Ven acompáñame.

Víctor caminaba por el pasillo de la empresa comino a su oficina. Lara le seguía detrás escudriñando con sus ojos cada rincón. Al llegar, Víctor le abrió la puerta, ella entró primero, después él cerrando la puerta detrás de si e invitando a Lara a sentarse en unas de las sillas que permanecían frente a su gran mesa de madera, donde tenía el ordenador. Víctor empezó a encender todos sus ordenadores, cogió una de las carpetas que andaban amontonadas y se sentó al lado de Lara en la otra silla que quedaba libre. Abrió la carpeta y empezó a sacar folios.

- Mira, tengo varias propuestas de cómo enfocar tu galería virtual. Aquí puedes ver varios diseños, ahora te los enseñaré en el ordenador.

Lara miraba los papeles sin mucho convencimiento mientras Víctor rebuscaba su fichero en el ordenador.

- Ven acércate, aquí los verás mejor – mientras le enseñaba el proyecto de su web- Ves, esto es la intro y la página principal. Desde allí enlazamos con los diferentes apartados. Todavía hay algunos sin hacer como el de tus datos personales, pero no te preocupes, una vez hallamos elegido el diseño que te guste más para la galería de imágenes, el resto está hecho en un momento.
- De todas estas galerías las que me gustan más son las que tienen el fondo en negro, creo que resaltaran mejor los cuadros.
- En negro, de acuerdo, ya vamos concretando. En negro tenemos estos dos. Yo te aconsejaría la presentación en flash, es mucho más dinámica y con un solo vistazo la gente puede navegar por todos tus cuadros con facilidad.
- Si esta me gusta.
- Esta está muy bien porque tienes todas las miniaturas en un solo vistazo y al clicar encima sale la imagen en grande al lado.
- Esta me gusta. ¿Recibiste mi mail con las fotos digitales de mis cuadros?
- Si lo tengo guardado pero la verdad es que no lo he abierto.
- Bueno pues creo que me quedo con este diseño.
- Genial, hoy mismo me pongo a ello y en dos días, más o menos, la web estará lista.
- Perfecto.

Víctor apuntó en un post-it los datos del diseño que había escogido Lara y lo pegó a su carpeta.

- Ayer por teléfono me dijiste que exponías.
- Si. Inauguramos hoy en la galería Artdec. Es una exposición de pintura independiente.
- ¿A que hora es la inauguración?
- A las ocho ¿Por qué?
- No, por nada. A lo mejor me paso por allí. Además así tengo una excusa para no ir a la cena para clientes vips que ha organizado mi jefe. No veas; son un coñazo.
- Me imagino. Si te pasas por ahí búscame, estarér dando explicaciones de mis cuadros a gente que en realidad solo viene por los canapés… (medio riéndose)
- Vale lo haré – sonriendo también.-

Lara se marchó y Víctor se puso a trabajar en la página de la pintora. Lo primero que hizo fue descargarse todos las imágenes de los cuadros de Lara en jpg, que ella misma le había mandado por mail. Al abrir sus imágenes para poder incrustarlas en la presentación en flash de su galería, Víctor vio sus cuadros. Hubo algo que le sorprendió . La proposición de ir a la inauguración de la exposición, que antes había lanzado al vuelo; más por quedar bien y como una loca alternativa de escabullirse de la fiesta de los clientes vips de la empresa; se convirtió en una más que segura posibilidad al ver los últimos cuadros de Lara.

Julio había amanecido dispuesto a encontrarles rostro a los cuatro nombres que le habían revelado sus dioses, a saber todo de esas cuatro personas que habían sido las elegidas; y sobretodo a encontrar la manera de atraerlos hacia su proyecto de adoctrinamiento Sicdaniano. Había pensado que la mejor manera para empezar era con un ritual de visualización. Para ello llamó a su mujer. Elisa bajo al sótano con su marido.

- Ven Elisa, necesito que estés aquí para unir nuestras energías y así poder visualizar a los cuatro elegidos.
- ¿Y como quieres hacerlo?
- A través del poder de la visualización, por eso necesito tú mente, necesito que me ayudes.

Elisa prendió las velas mientras Julio abría el círculo de energía invocando a sus dioses y guardianes. Una vez crearon el círculo, Elisa y Julio se posicionaron en el centro uno frente al otro. Extendieron sus manos, las de Julio encima las de Elisa pero sin tocarse, dejando un espacio para que la energía de ambos pudiera fluir. Cerraron los ojos y sincronizaron sus respiraciones. Al cabo de un tiempo, aún con los ojos cerrados Julio dijo a su mujer:
- Iremos por turnos, uno por uno. Primero invoquemos a los dioses – los dos recitando a la vez-.


Creciente de los cielos estrellados. Floreada de la llanura fértil. Fluyente de los suspiros del océano, Bendecida de la lluvia suave. Escucha mi canto. Ábreme a tu luz mística, Despiértame a tus poderes plateados, ¡Acompáñame en mi rito sagrado!


Resplandeciente Dios, tú que eres el Rey de los Dioses, señor del Sol, maestro de todo lo que es salvaje y libre padre de mujeres y hombres, compañero de la Diosa Luna y protector de toda la Sicda: ¡desciende, rezo, con tu rayo de poder solar aquí sobre mi círculo!

Julio: Diosa madre, Dios padre. Somos vuestros siervos, a vosotros rendimos culto, reveladnos a los elegidos para que podamos llevar a cabo nuestro cometido.

Los dos recitando: Aire, fuego, agua tierra, elementos del nacimiento astral, los llamo ahora, vengan a mi. En el círculo debidamente formado seguro de maldición psíquica o arruinamiento, los llamo ahora, vengan a mi. Desde la cueva y el desierto, el mar y la colina, por la varita, el cuchillo, la copa y el pentáculo, los llamo ahora, vengan a mi, revélenme a Ian ¡Esa es mi voluntad, ¡que así sea!


 
Los dos sin abrir los ojos se concentraron. En sus mentes dibujaban con letras el nombre de Ian, concentraban su energía en ellas para que a partir de las letras pudieran visualizar su rostro, alguna imagen de él…Durante unos cinco minutos permanecieron sin decir nada. Cuando notaron que ya no iban a ver más imágenes de Ian repitieron el conjuro Con Lara, luego con Víctor y más tarde con Eva, siguiendo en todos el mismo ritual. Al acabar, Julio intentó separar sus manos de las de su mujer pero no pudo , la energía que habían generado seguía allí y como un imán les obligaba a mantenerlas en esa postura . Los dos se sorprendieron. De pronto oyeron unos cánticos sicdas muy antiguos. La letra de ese cántico repetía en el lenguaje ancestral sicda una y otra vez:

Los elegidos ya han iniciado su viaje, el destino los reúne, ellos acudirán a vuestra morada.





Una musiquilla chirriante sonaba a lo lejos sin descanso. Lara dejó el pincel de pelo de marta embadurnado de pintura acrílica color turquesa, para salir corriendo hacia su habitación .Aquella tonadilla, que no paraba de repetirse, se escuchaba débil. Rebuscó con avidez entre una montaña de ropa revuelta que tenía desperdigada sobre su cama sin encontrar nada.

- ¡Pero dónde está el móvil!!

Lara miró a un lado y a otro de la habitación buscándolo. Al cabo de unos segundos, mientras el dichoso teléfono seguía sonando, se acordó que la noche anterior lo había dejado en el sillón que tenía en su cuarto. Apartó el bolso y debajo apareció el móvil.

La mayoría de la gente dejaba el móvil a su lado, sobre la mesilla de noche, para tenerlo a mano cuando sonara la alarma-despertador a primera hora de la mañana, pero Lara nunca lo hacía. Ella prefería tenerlo en un lugar visible pero lejos de ella. Esa manía era consecuencia de haberse tragado un documental que vio por televisión. El documental relataba los problemas que acarreaban las ondas magnéticas que desprendían dichos aparatejos. Según el documental los móviles emitían unas microondas radiación, continuamente para estar localizados, que son silenciosas e invisibles pero que tienen un gran poder de penetración en el cuerpo humano. Al poner el celular en la mesilla de noche, y por consecuencia cerca de la cabeza, dichas microondas interfieren con nuestro cerebro produciendo un choque de energías muy nocivas para la salud. Explicaba como un estudio realizado en Nueva York, había podido demostrar que las personas que dormían con el móvil cerca, les costaba dormirse, a menudo sufrían insomnio, dolores de cabeza, mareos, presión cerebral, bloqueo de memoria y a largo plazo, tumores, cáncer y enfermedades neuronales.

Desde aquel día, Lara intentaba evitar tenerlo cerca mientras dormía. Había cogido el hábito de dejarlo en la otra punta de la habitación y de levantarse e ir a apagarlo cuando sonaba a las seis de la mañana, todo era cuestión de acostumbrarse.

- ¿Si? ¿Diga?
- Hola Lara, soy Lucía, de la galería Artdec.
- ¡Ha, Hola Lucía! Dime.
- Mira, te llamo por lo de la exposición. Es que dos de los diez pintores que teníais que exponer se han echado atrás a última hora y la galería no tiene tiempo para buscarles un sustituto, así que, como queda mucho espacio libre, hemos pensado que los demás podríais poner más cuadros.
- ¡Ah! Si...de acuerdo...por mi perfecto.
- Entonces nos interesaría que nos trajeras cinco cuadros más, lo antes posible para ir colgándolos y preparándolo todo.
- Si claro, ahora mismo voy a mirar que cinco cuadros elijo y te los traigo corriendo.
- Lara ¿Te parece bien que te envíe a Joel con la furgoneta para trasladarlos?
- ¡Uiss si!, eso sería genial, porque con los otros las pasé canutas en el metro.
- ¡¡Mujer si es que nos tendrías que haber avisado de que no tenías coche!!
- Ya, lo pensé luego.
- Bueno, te doy tiempo para que los escojas y te mando a Joel a primera hora de la tarde, ¿vale?
- De acuerdo, aquí estaré,
- Perfecto, pues te dejo que estoy hasta los topes de trabajo, con tanto imprevisto vamos algo atrasados.
- Vale, Lucia, y no te estreses mucho.
- Lo intentaré. Hasta luego.
- Hasta luego, Adiós...


Lara atravesó su pequeñísima buhardilla y abrió la puerta del minúsculo trastero donde guardaba todas sus creaciones. Sacó todos los cuadros y los fue colocando por el comedor uno detrás de otro. Había terminados unos 20 cuadros de los cuales tenía que elegir cinco.

Se paseó con calma observándolos uno a uno. La mayoría llevaban en ese trastero mas de un año, casi medio olvidados entre el polvo. Los siete últimos los había pintado hacía apenas dos semanas, desde que las visiones empezaron a atormentarla. Entre unos y otros había pasado un tiempo de bloqueo creativo. Estuvo unos meses sin pintar, centrada en el final de su carrera, buscando trabajo, enviando currículos...Había sido una época de desmotivación creativa en la que no encontraba un tema que le gustase pintar, en la que estaba convencida de que estaba estancada en su estilo, básicamente abstracto, en la que tenía que meditar sobre un cambio en sus cuadros.

Todos esos cambios llegaron por casualidad a raíz de sus premoniciones y visiones. A través de todo aquello empezó a sentir la necesidad de volver a coger los pinceles y de plasmar las imágenes que veía, como un medio de liberarse, de enseñarlo y compartir lo que le sucedía con alguien en vez de guardárselo y sufrirlo en silencio, que era lo que realmente hacía. Desde ese momento sus cuadros eran hiper realistas pero con una temática misteriosa y agonizante, casi tenebrosa, sus colores eran oscuros pero con algunos destellos de luz, místicos, sobrecogedores, algunos incluso, al contemplarlos, daban la sensación de agobio, dolor, sufrimiento...

Se sentó en el suelo frente a esos últimos cuadros, con las piernas cruzadas; sus codos hincados sobre sus rodillas y las manos entrelazadas justo debajo del mentón que servían de apoyo a su cabeza. Los miraba y los volvía a mirar. No sabía que hacer. Ahora mismo los que más le impactaban eran esos últimos, pero tenía algunas razones para no exponerlos. Eran parte de unos sueños, unas visiones que le atormentaban, que no sabía muy bien que significaban, eran imágenes interiores, pensamientos, dudas y miedos, era como desvelar un atroz secreto ante todo el mundo, como desnudarse y enseñar sus debilidades, eran unos cuadros con una temática que muy pocos, por no decir casi nadie, iba a comprender. Por otro lado estaba la continuidad de estilo, los otros diez cuadros que ya estaban en la galería, no tenían nada que ver con esos, iba a dar la sensación de haber sido pintados por dos personas totalmente distintas.

Lara pensó que era realmente así, que la Lara que había pintado esos cuadros de manchas abstractas nada tenía que ver con la Lara de ahora, había cambiado, artísticamente, desde entonces, desde que empezó a tener esos sueños y esas visiones que la intranquilizaban.

Sin levantarse del suelo, se cuerpo se torsionó sobre si mismo echando un vistazo a su alrededor, inevitablemente los otros cuadros ya no le llamaban la atención. Su vista regresó a los de las visiones que tenía delante.

- El mundo es para los valientes, vamos allá – se dijo-.

Se levantó y empezó a recoger todos los cuadros para devolverlos al trastero. Solo dejó fuera los últimos que había pintado. Iba a arriesgarse y a exponer sus más intimas y desconcertantes obras. Esa pequeña colección de cinco cuadros que iba a llevar por título " Visiones del alma".



Elisa regresó tarde del mercado. Dejó las bolsas sobre la encimera de la cocina y antes de colocar la compra en su sitio cruzó el pasaillo para bajar al sótano, donde intuía que seguía su marido.

- Hola cariño, ya he llegado.
- ¿Que hora es?
- Son las dos casi.
- Vaya se me ha pasado el tiempo volando.
- Y que... ¿Has encontrado alguna solución?
- La verdad es que si... creo que si. Ven acércate que te lo explico.

Julio se levantó y puso los libros sobre el altar. Elisa se colocó a su lado pasándole levemente la mano alrededor de su cintura.

Mira, he encontrado unos pasajes muy antiguos que explican como un Sicdaniano convencido, Alexandre Greig, intentó, en un pequeño pueblo de Irlanda, mantener viva la religión. Para conseguirlo le pidió ayuda a los dioses y ellos le revelaron los nombres de 12 personas que llevaban en su interior la semilla de la fé Sicda sin saberlo. Alexander fue en busca de ellos y los convenció para pasar una temporada en su coven, y así enseñarles todas las creencias Sicdanas. Cuando pasaron los dos meses de plazo ninguno de los 12 quiso regresar a su vida anterior, la fé total en la religión Sicda había inundado sus almas y ellos fueron los encargados de mantener con vida y expandir el Sicdaismo por toda Irlanda.

Elisa lo miró aturdida, conocía a su marido a la perfección y sabía que era capaz de querer hacer lo mismo, costase lo que costase. Ante la cara de asombro de su mujer y su silencio, Julio contestó:

- Lo ves, ahí está la clave, es lo que los dioses nos han pedido que hagamos, lo mismo que ya hizo Alexander en Irlanda – dijo con un entusiasmo desmedido-.
- Pero Julio... estás seguro de lo que....
- Estoy seguro y convencido de ello.- le interrumpió-. Es lo que debemos, hacer, es nuestra misión aquí, así lo han querido los dioses. Hemos sido lo elegidos para llevar a cabo esta misión...
- Si lo crees así de verás... –murmuró Elisa-.
- Lo creo y lo sé. Ahora mismo voy a invocar a los dioses para que me revelen el camino a seguir y nos diga quienes deben ser los elegidos para continuar con nuestra religión aquí. ¿Me acompañaras? Es algo que nos ha sido encomendado a los dos.

Elisa lo miró fijamente a los ojos y asintió con un leve movimiento de su cabeza. No lo veía claro, no le gustaba la idea de forzar a alguien a creer en algo y a tener fé en algo que, lo más seguro, era que desconocieran, pero hacía tiempo que no veía a su marido tan ilusionado en algo y ese brillo en los ojos bien valía arriesgarse.

Después de comer Julio y Elisa llenaron la bañera de agua caliente, derramaron un poco de sal dentro y una gotas de aceite de sándalo perfumado. Entrarón los dos en la bañera y se relajaron juntos, respirando profundamente, intentando abrir su conciencia a niveles superiores, limpiando su mente además de su cuerpo. Después de bañarse, secarse y vestirse, bajaron al sótano de nuevo. Se quitaron los zapatos y se sentaron en el suelo tranquilamente, intentando calmar sus respiraciones, manteniendo libre de pensamientos su mente, abriéndose a las energías que les rodeaban. Cuando estuvieron en calma, se levantaron, prendieron el caldero de fuego y de pie frente a él empezaron su ritual para invocar a los dioses en busca de su ayuda y su orientación. Cogidos de la mano recitaron juntos:


Respiro sus energías en mi cuerpo, combinándolas,
mezclándolas con las mías.
Que pueda ver lo divino en la naturaleza
y la naturaleza de lo divino,
y divinidad dentro de mi mismo y todo lo demás
¡OH Gran Diosa!
¡ OH Gran Dios!
Háganme uno con su esencia.
Háganme uno con su esencia


OH Diosa madre OH Dios padre
Respuestas a todos los misterios
y sin embargo misterios por contestar;
En este lugar de poder me abro a su esencia.
En este lugar y en este momento estoy a su merced.
De aquí en adelante sigo sus designios.



Me dedico a ustedes, Diosa Madre y Dios padre.
Reveladnos los nombres de aquellos elegidos
para continuar con nuestro legado.
Reveladnos los nombres de aquellos elegidos
De los que debemos ser maestros.





Un haz de luz intensa envolvió el caldero, y entre las llamas del fuego que ardía cada vez con más fuerza aparecieron cuatro rostros, cada rostro acompañado por un elemento, mientras que en sus oídos, retumbaban la voz de los dioses pronunciando débilmente cuatro nombres.



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Los cuadros de Lara:












- Eva, la directora te busca.
- Gracias Sandra, ¿puedes vigilar a los niños mientras?
- Si, claro.
- Gracias, ahora vuelvo.

Eva, no se encontraba muy bien, hacía dos días que tenía un ligero dolor de cabeza, que aunque no le impedía trabajar, era muy molesto. Algunos decían que era por el tiempo, ahora sol, ahora lluvia, luego viento, días grises, plomizos y cargantes...todo aquello le afectaba. Pude que tuvieran razón y ella fuera más sensible que otras personas a los cambios climáticos. Los niños pequeños también lo son y ella misma notaba en la guardería que estaban más nerviosos cuando se avecinaba mal tiempo; no sabía porque, pero era así.

Golpeó la puerta del despacho de la directora y entró tímidamente:

- Pasa Eva.
- Hola ¿Pasa algo?
- No, nada, tranquila, no es nada grave. Siéntate.

La directora salió de detrás de su mesa y fue a sentarse en la mesa camilla que tenía en el centro del despacho. Eva se sentó a su lado, intrigada y a la expectativa de que le iba a contarle Ángela. No tenía ni idea de porque la había llamado, pero en esos segundos en los que cada una cogía posición en la mesa, su mente se disparó buscando un motivo.

- Bueno Eva, no sé si sabes que tu contrato termina la semana que viene.
- Si, lo sé.
- Nosotras estamos muy contentas con tu trabajo y nos gustaría que siguieras, pero ya sabes que todos estos temas de contratación no lo llevamos nosotras. Es cosa de los de planificación y gestión de centros.
- Ya.
- Mira, la cosa está así; para que puedan hacerte un contrato el año que viene, por todo un año, no pueden renovarte ahora.
- ¿Y eso?
- No sé, la verdad, es cosa de su política de contratos, ahora estás contratada como educadora de apoyo en la fase de adaptación y no pueden renovarte porque ya tenían contratada a otra persona para el resto del curso. Pero el año que viene habrá una plaza vacante de una compañera que va a pedir una excedencia ¿Entiendes lo que te quiero decir?
- Si, más o menos.
- Yo preferiría que siguieras con nosotras, pero espero poder contar contigo el año que viene durante todo el curso, aunque entiendo que no vas a estar todo el año parada sin hacer nada...
- No, claro, pero tendré en cuenta tu propuesta para el próximo curso.
- Sí, a mi me parece lo más lógico. Bueno, pues llamaré a los de planificación para avisárles , por si acaso. De verdad Eva, estamos muy contentas contigo y nos va a dar mucha pena que te vayas.
- Si, a mi también, sobretodo por los niños.
- Tómatelo como unas vacaciones largas, aprovecha para descansar y cargar las pilas, hacer cursos...
- Lo haré. Así el jueves que viene es mi último día. ¿no?
- Eso es, de todos modos ya te contaré que dicen estos de planificación, que siempre tienen unos líos montados que son de escándalo.
- Ya veo.
- Si, pero así están las cosas y no podemos hacer nada más.
- Bueno me voy al patio que he dejado a los niños con Sandra.
- De acuerdo, ya te contaré.

Eva salió del despacho pensativa, no sabía si alegrarse o no, le daba pena tener que dejar a sus niños , pero el contrato del curso siguiente por todo un año era una buena noticia. Al dolor de cabeza general se le unió el dolor de cabeza por toda aquella situación.

Al acabar la jornada se fué a casa. Iba a tomarse una aspirina y a meterse en la cama, mañana sería otro día.


Elisa y Julio habían preparado el desayuno juntos. El había exprimido las naranjas mientras Elisa untaba las tostadas con mantequilla y mermelada de mora.

- Has dado muchas vueltas en la cama hoy – le preguntó Elisa
- Si, no podía dejar de darle vueltas a un tema.
- ¿Algo que te preocupe?
- La verdad es que si. Ayer en el caldero de fuego vi algunas cosas que me impactaron, nos fue revelado nuestro futuro. Si no hacemos algo, nuestras creencias, nuestra religión morirá con nosotros aquí, lo vi claro.
- Es triste, pero a lo mejor... a lo mejor es así como debe suceder todo.
- No. Creo que se nos reveló eso por un motivo.
- Y ese motivo es...
- Es luchar por seguir manteniendo nuestra fe en la religión Sicdaniana. Tenemos que encontrar nuevos Sicdanos que sigan con el legado.
- Eso está muy bien, ¿Pero como lo vas a hacer?
- Todavía no lo sé, por eso daba tantas vueltas en la cama ayer. Lo que tengo claro es que debo encontrar a cuatro personas, capaces de creer, y adiestrarlos en nuestras costumbres; han de ser jóvenes para que puedan transmitir su legado a través de los años; han de reunir unas características especiales, han de ser dignos para nuestro dios padre y nuestra diosa madre. -recitó Julio con entusiasmo-.
- ¿Y donde vas ha encontrar a cuatro jóvenes que quieran ser miembros de la cultura Sicda sin forzarlos? De sobra sabes que dice la Rede, "haz el bien sin dañar a nadie".
- Eso es lo que voy a averiguar hoy.
- ¿Y porque cuatro?
- Ayer ví en el caldero como la Diosa nos mostraba los cuatro elementos entre sus manos, uno por uno, por eso han de ser cuatro, uno por cada elemento. Ella nos ayudará a encontrar a los elegidos.
- Así que tu nueva misión es buscar a cuatro jóvenes para enseñarles todo lo que sabes.
- No, mi misión a partir de hoy es no permitir que nosotros seamos los últimos Sicdanos aquí.
- Pues nada, tómate las tostadas y el zumo para coger fuerzas – dijo con ironía Elisa.
- Sabes Elisa, si hubiéramos tenido hijos no existiría este problema.


Elisa no le contestó, mordió su tostada con mantequilla antes de que el acabará su frase, evitando así el tener que contestarle. Aquel tema le dolía especialmente. Sabía que su marido no lo había dicho con mala intención, pero por alguna razón, cada vez que nombraban el tema de los hijos se ponía nerviosa. Durante un tiempo se sintió la culpable de todo. A Elisa le era imposible tener hijos por un problema en el cuello del útero que ni la magia, ni los dioses podían curar. Con el tiempo aprendió a resignarse y a convivir con ello. Elisa siempre creía que las cosas sucedían por algún motivo. Y si ella no tenía que tener hijos era porque eso tenía que ser así para que pasaran otras cosas. Todo estaba escrito en el libro del destino.


- Voy a estar en el sótano todo el día cariño. –dijo Julio mientras se acababa el café con premura.-
- Si necesitas algo yo estaré por aquí arriba, pero a las 12:00, más o menos, saldré a comprar. ¿quieres que te traiga algo en especial del mercado?
- De momento no.



Julió le dió un beso en la mejilla a su mujer y se alejó por el largo pasillo que unía la entrada de la casa con las demás estancias. Abrió la pequeña puerta de madera y bajó con cuidado por los húmedos escalones de piedra que conducían al sótano. La edad no perdonaba y ya no era tan ágil como antes. Esos escalones rugosos, imperfectos y ajados eran todo un reto de equilibrio. Bajaba despacio y con cautela. Respiró aliviado cuando tocó el suelo dejando el último escalón tras de si.

No sabía muy bien por donde empezar, pero sus libros, los que heredo de su padre que a su vez heredó del suyo, podrían ayudarle e inspirarle para encontrar la manera de resolver todo aquello. El libro Sicdano sagrado, el libro de las Sombras, podrían darle luz a su nuevo cometido.

Prendió las velas y cogió una vieja silla de madera para colocarla frente al altar. Se sentó y empezó a hojear esos viejos libros de páginas amarillentas llenas de polvo.

- Oye Víctor, ¿Has terminado ya con lo de la web de la pintora?
- Si, casi, lo estoy terminando ahora, en unas horas estará....
- No tranquilo si lo digo porque tenemos que preparar para pasado mañana las propuestas de identidad corporativa del tipo ese de la "fundación familia"
- Ya, eso está casi listo ¿Cuando queréis que hagamos la reunión?
- Eduardo lo quiere para mañana por la tarde.
- Vale, dejaré entonces lo de la pintora esa y me pondré con ello.


Víctor miró como Iván se alejaba de su taller, y volvió a fijar la vista en el ordenador. Inspiró hondo y soltó el aire entre una mueca de resignación.

- Lo siento querida pintora pero me temo que tu web tendrá que esperar...

Fue guardando la información y cerró todos los programas. Su espacio de trabajo consistía en una habitación con grandes ventanales cuadrados que daban mucha luz. A un extremo de la habitación, una estantería con montones de carpetas mal colocadas, una mesa de diseño y un panel magnético en la pared donde tenía amontonados una gran cantidad de dibujos y logotipos enganchado por imanes. Justo enfrente, al otro extremo, una mesa de pared a pared que hacía de escritorio, amplia y llena de papeles revueltos. Un ordenador de última generación sobresalía imponente sobre ella, una pizarra de diseño digital y un montón de artilugios que le facilitaban su labor. Los rotuladores y otras pinturas de colores andaban rodando de un lado a otro.

Cogió una carpeta roja de la estantería y se sentó en su silla. El día anterior había impreso todas las pruebas del logotipo, lo único que tenía que hacer era encuadernarlo y revisar los diseños. Rotó sobre su silla de oficina y miró hacia el ventanal. Eso de la fundación familia no le motivaba nada. Prefería trabajar conceptos más tangibles, siempre era más fácil relacionar la marca con algún objeto físico, como aquel logo que hizo para una librería o para una marca de impresoras.

Afuera hacía sol aunque empezaba a notarse el final del verano y la llegada del otoño. Sus ojos se perdieron,a través del cristal, entre las hojas que empezaban a amarillearse ligeramente.

- Hola víctor ¿molesto?
- No, pasa, pasa.
- Iván me ha dicho que ibas a preparar lo de la fundación familia.
- Si, estaba en ello ahora .
- Es que te traigo la documentación del registro de la propiedad intelectual para los logos.
- ¡¡Ah, muy bien !!, por cierto bonitas bambas – se rió

Aurora se encargaba de todos los temas legales y burocráticos de la empresa, formularios, peticiones de registro, cesiones de derecho... Su aspecto nada tenía que ver con la idea que todo el mundo se hacía en la cabeza cuando nombraba la palabra abogada. Vestía como cualquier joven; vaqueros, cómodas camisetas y siempre unas zapatillas convers que iba cambiando según el color de su atuendo . A víctor y a ella les unía esa pasión por ese tipo de calzado y por ir cambiándolo de color. A menudo se hacían bromas, de hecho cuando uno le decía al otro lo de "Bonitas bambas" significaba que las tenía del mismo color. Era como un juego.

Víctor permanecía sentado en su sillón y Aurora estaba a su lado, de pie pero apoyando sus nalgas en el borde del escritorio con una actitud relajada.


- ¿Sabías que ayer Edu se fue ha hacer puenting?
- ¿Edu?, ¿que Edu? ¡Edu....nuestro nuestro jefe!
- Si, el mismo.
- ¡No jodas!
- Pues sí, ahí donde lo ves, todo serio, con su corbata....
- ¡No me lo puedo creer!
- Pues créetelo , pero bueno al final creo que no se atrevió a saltar.
- Víctor se rió - Ya me extrañaba a mi... La verdad es que no me lo imagino saltando al vacío y gritando a lo Jerónimo.
- ¿Tú has hecho puenting alguna vez?
- Si, una temporada estuve con unos amigos que hacían escaladas, rafting y esas cosas. La verdad es que te pone la adrenalina a tope y cuando acabas estas mas relajado que nunca.
- Pues hoy no le iría mal al jefe hacer una sesión de rafting de esas ... porque esta de un borde....
- ¿Ah sí? Es que no lo he visto en todo el día.
- Pues mejor para ti.
- Si supongo .
- Será por la fiesta del viernes con nuestros clientes más vips; -dijo Aurora en tono irònico.
- ¿Tú irás a la fiesta?
- No sé, me lo estoy pensando, pero la verdad es que no me apetece nada.
- Ya, ni a mí.

El ordenador de Víctor emitió un sonido de aviso alertándolo de que le acababa de llegar un mensaje de correo electrónico.

- Te acaba de llegar un mail.
- Si, a ver..... es del jefe.
- Pues nada te dejo que sigas trabajando.
- Ok, nos vemos.

Víctor abrió el mail de su jefe:

Nuevo cliente. Particular. Quiere que le hagamos un logo de un pentáculo para gravarlo en piel. Busca que coño es un pentáculo. Le he dado tu dirección de mail y el número de teléfono de tu extensión para que se ponga en contacto contigo y te concrete los detalles.


Lara abrió el pomo conectado a la ducha de metal cromado y un estrépito de gotas se fueron deslizando sobre su cuerpo tembloroso. El baño se llenó de vaho y su cuerpo cayó al suelo poco a poco. Se quedó encogida mientras el agua le caía encima de la cabeza. Se abrazaba con fuerza y su respiración era acelerada y entrecortada. No era la primera vez que le sucedía.

Lara se tomaba su tiempo antes de empezar a pintar. Se sentaba en el suelo, frente al lienzo en blanco, ponía música, un cd que ella misma había recopilado, y dejaba que su imaginación volara dibujando imágenes. Los colores y texturas se sucedían superponiéndose como velos sobre la tela. Fue entonces cuando le sucedió. Su mente empezó a imaginar, agua, al principio tranquila, transparente, colores turquesas, difuminados en azules cian. Luego los azules adquirían vida hasta llegar a parecer imágenes en movimiento. El agua se arremolinaba cada vez con más intensidad, como si unas olas estuvieran luchando, como un mar azotado con virulencia por el viento, y de repente aparecía ella, sumergida entre los velos azulados y las olas, ahogándose y gritando. Su cuerpo quedaba sepultado bajo el agua, cayendo con delicadeza hasta el fondo. De repente aparecía un círculo con una estrella de cinco puntas en su interior, con brillos azulados con una intensidad cegadora, deslumbrante. Ella intentaba cogerlo, pero no podía, sus manos no alcanzaban a tocarlo, mientras su cuerpo seguía hundiéndose en el agua. Alargaba la mano pero estaba demasiado abajo y la estrella parecía escaparse hacía la superficie. Veía como se alejaba mientras ella moría ahogada y su cuerpo inherte acababa rebotando contra el suelo fangoso. Había tenido más visiones como esa, pero cada vez las vivía con más intensidad y realismo. Estaba asustada. Era consciente de que una de las características de los trastornos de personalidad y esquizofrenia eran las alucinaciones que los afectados creían reales. También sabía que esas enfermedades eran hereditarias y eso era lo que realmente le atormentaba. Había oído contar a su padre lo mal que lo pasaron durante el post franquismo cuando su abuelo empezó a tener visiones y a afirmar ciegamente que tenía un don divino. Los médicos le diagnosticaron una trastorno de doble personalidad y pocos años después lo encontraron muerto en un bosque cercano cuando practicaba un supuesto ritual. Siempre había escuchado a su padre contar el bochorno que habían pasado cuando todas las cadenas de televisión se hicieron eco de la noticia cargándola de misterio, trasnformándolo todo en un suceso extraño. Los vecinos del pueblo andaron burlándose de él durante mucho tiempo y le costó mucho trabajo quitarse la etiqueta del hijo del brujo loco. A pesar de haber oído la historia varias veces su padre y su familia evitaban hablar de ese tema.

Ahora ella estaba teniendo visiones, sabía que tenía antecedentes en la familia de trastornos y que ese tipo de enfermedades podían heredarse. Realmente empezaba a preocuparle.

Diez minutos después envuelta en toallas y vaho, mas calmada, caminó descalza hasta su cuarto, se secó, se peinó y se untó una crema hidratante por todo el cuerpo. Abrió su armario y descolgó la ropa. Era un pantalón vaquero viejo y una camisa de tela blanca con las mangas anchas. Le gustaba vestir muy casual .Siempre llevaba un pañuelo en la cabeza retirándole el pelo, y un montón de complementos hippie que le encantaban. Se vistió y regresó frente al lienzo en blanco.

Aquel jueves 31 de octubre Lara había decidido aceptar la propuesta de exponer sus obras en una galería en la que trabajaba una compañera de la facultad de Bellas Artes. Desde siempre las pinturas de Lara eran muy abstractas, pero en los últimos meses había  pintando cuadros que no tenían mucho que ver con su estilo. La mayoría de visiones que padecía habían sido plasmadas en sus lienzos.

En el laboratorio reinaba el silencio, solo truncado por el chocar de los cristales de las probetas y los tubos de ensayo. Ian llevaba puesta la rigurosa bata blanca de científico con el logo de la empresa que financiaba el proyecto, debajo una vieja camiseta de manga corta y unos vaqueros, mucho más práctico para investigar, decía él siempre. Era un joven alto, con el pelo oscuro y los ojos azules, de piel morena, sin duda herencia de su parte española.

Estaba a punto de terminar su turno, había sido una jornada larga y aburrida. Miró de reojo el reloj y levantó la vista.

- Recojo y me marcho ya, Mikel.
- Si , vale.

El director de investigación apenas le hizo caso, y le contestó sin levantar la vista del ordenador. Guardaba en un pen-drive toda la información recopilada aquel día. Por todos era sabido que I-Organic INC, la empresa de la competencia, contaba con información privilegiada de su proyecto. Quien filtraba esa información era una incógnita para todos menos para él. Había pillado en más de una ocasión, a su jefe llevándose documentos que nunca tendrían que haber salido de ese laboratorio. Una vez más prefirió no decir nada y marcharse a casa en su destartalado coche.

Justo después de entrar en la autopista, el cielo se puso casi negro y varios goterones salpicaron el parabrisas:

- Esperemos que no llueva – se dijo a sí mismo.

Era jueves y no había mucho tráfico, adelantó a una furgoneta, luego a un camión. En el parabrisas los goterones aumentaron. Ian hizo funcionar los limpiaparabrisas. Hacían tic-sush... Un sonido que adormecía; y en el techo se oía un tamborileo suave. Era un típico día londinense, el paisaje tenía un aspecto sombrío y triste. La niebla empezaba a hacer acto de presencia. El coche se empequeñeció en torno a él, su aliento empañaba las ventanas.

Atravesó un paso inferior. La lluvia paró completamente durante un sorprendente segundo de vacío. Dio un pequeño grito sofocado de alivio, pero ahún antes de haberlo lanzado al aire, el martilleo en el techo empezó de nuevo. Ian seguía adelante con prudencia, con las manos relajadas en el volante. El agua iba azotando a rachas. Puso los limpiaparabrisas al máximo. Era un hombre cauto y reflexivo, siempre analizaba las cosas dos veces con tal de tenerlo todo bajo control.

Rebasó una hilera de coches que habían aparcado al lado de la carretera; las ventanas estaban opacas y las carrocerías hacían rebotar la lluvia en pequeñas explosiones. Un coche estaba ligeramente inclinado como a punto de salirse de la cuneta. Ian mantenía una velocidad uniforme.

Por unos instantes su mente quedó absorta pensando en el laboratorio, en todos los trapicheos..., aquello no le gustaba, no era lo que había soñado cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias. La ilusión de aquella época se estaba disipando en aquel laboratorio y solo veía una salida. Lo que parecía un ancho lago en medio de la carretera se estrelló contra el panel inferior del coche y lo bandeó hacía la derecha. Ian pisó el pedal del freno en un repetido movimiento de bombeo y siguió adelante.

Cuando llegó a casa con el pelo mojado y azotado por las ráfagas de viento, encendió las luces y se sentó en el sofá. Miró a su alrededor y dejó caer las llaves sobre la mesa. Su mirada se perdía en las paredes. Nunca había necesitado a nadie, pero ese día se sentía solo por primera vez desde que se traslado a la gran ciudad. Seguramente ese tono negrizco y plomizo del cielo, la niebla y la lluvia golpeando los cristales, y el olor a tierra mojada contribuían a su desánimo.



Julio bajó al sótano, aquel viejo sótano en el que había pasado tantas horas de pequeño. La casa había sido de sus padres y antes  de sus abuelos. Llevaba ya varias reformas, pero el sótano conservaba intacto cada ladrillo. Una angosta escalera de piedra, martilleada sobre un puente curvado, descendía hasta la nave abovedada a través de unos peldaños desgastados. Las paredes frías y húmedas, chorreantes bloques de piedras ajados y paredes de roca viva, allí el pasado recobraba vida. Se dirigió al fondo del sótano donde aguardaba una esfera levantada en metal, la mitad de ella bajo tierra, la otra mitad por encima de ella, en el medio una mesa de piedra mirando al este, a la salida del sol. Al norte del altar , un pentáculo tallado en madera, un martillo y arena simbolizando la tierra. Al oeste un cáliz, unas conchas y vino en un cuenco simbolizando el agua. Al sur, un athame (1), velas y cenizas simbolizando el fuego y al este una pluma de ave, una flecha e incienso simbolizando el aire. Velas, piedras, una vara, un cuenco con sal y una vasija con agua sobre la mesa acababan de componer toda una maraña de antiguadades.

Julio se colocó delante del altar y encendió las velas. Cerró los ojos para concentrarse, la respiración se iba controlando, tocó el suelo con su mano y dibujó un círculo con ella a su alrededor, como resiguiendo el círculo de metal.

- El círculo ha sido creado y nunca perturbado. – dijo con voz solemne.

Abrió los ojos, la penumbra de aquel habitáculo le ensombrecía medio rostro y la luz que desprendían las velas bailaba sobre su tez dibujando sombras y claroscuros. Tomó la vasija que contenía la sal con la mano izquierda y con la derecha el athame , introduciéndolo en la sal mientras recitaba:

- "Consagro esta sal en nombre de la Diosa Madre y del Dios Padre, para que sea digna de estar en el círculo sagrado y purifique todo lo que toque"

Tomó la vasija que contenía el agua y le dejó caer tres pizcas de sal diciendo:

- "Que la sal sagrada saque cualquier impureza del agua, para que sea digna de estar en el círculo sagrado y purifique todo lo que toque"

Caminó en deosil hasta el Este y empezó a rociar el agua diciendo:

- "Con esta sal y esta agua, elementos tierra y agua, limpio y purifico este círculo, para que sea digno de recibir a la Diosa madre y al Dios padre, para que destierre toda negatividad y que sólo el amor pueda entrar a este círculo y que sólo amor salga de él"

Cuando hubo rociado el agua salada por todo el círculo regresó al altar y prendió el incienso, caminó hasta el Este y empezó a sahumar el borde del círculo diciendo:

- "Con este incienso, elementos fuego y aire, limpio y purifico este círculo, para que sea digno de recibir a la Diosa madre y al Dios padre, para que destierren toda negatividad y que sólo el amor pueda entrar a este círculo y que sólo el amor salga de él"

Repitió dos veces más el ritual .El ambiente se volvió espeso como si estuviese sumerguido en el mar, el círculo se había cargado de energía. Caminó de nuevo al centro, cogió la vara del altar, se posicionó al este, levantó la vara y dijo:

- "Guardián del Este que vienes de Gorias, cuidador de la lanza de Lugh, yo te invoco para que atiendas este lugar de magia como guardián y testigo. Atalayas del Este, elemento aire, en esta noche te invoco para que protejas mi círculo y lo cargues con tus poderes"

Caminó hasta llegar al Sur:

- "Guardián del sur que vienes de Findias, cuidador de la espada de Nuada, yo te invoco para que atiendas este lugar de magia como guardián y testigo. Atalayas del Sur, elemento fuego, en esta noche te invoco para que protejas mi círculo y lo cargues con tus poderes"

Caminó al Oeste, levantando la vara:

- "Guardián del Oeste que vienes de Murias, cuidador del caldero de Dagda, yo te invoco para que atiendas este lugar de magia como guardián y testigo. Atalayas del Oeste, elemento agua, en esta noche te invoco para que protejas mi círculo y lo cargues con tus poderes"

Caminó al Norte, levantó la vara:

- "Guardián del norte que vienes de Falias, cuidador de Lia Fail la piedra de la soberanía, yo te invoco para que atiendas este lugar de magia como guardián y testigo. Atalayas del Norte, elemento tierra, en esta noche te invoco para que protejas mi círculo y lo cargues con tus poderes"

Caminó hasta ubicarse en el altar, levantó su vara y dijo:

- "Bienvenidos sean los cuatro guardianes de las ciudades sagradas a esta celebración"

Dejó la vara en el altar, en su posición original y tomó la vela de la Diosa, la encendió mientras decía:

- "Bendita Diosa de la Luna, amadísima madre, te doy la Bienvenida a este círculo en esta noche de Samhain que celebro en tu honor, y en honor de tu consorte el Dios padre".

Dejó la vela de la Diosa y tomó la del Dios, la encendió:

- "Bendito Dios Solar, amadísimo padre, te doy la Bienvenida a este círculo en esta noche de Samhain, que celebro en tu honor, y en honor de la Diosa Madre".

Alzó los brazos diciendo:

- "Bienvenidos sean Diosa Madre y Dios Padre!, este humilde hijo suyo agradece infinitamente que lo honren con su presencia en este círculo"

En ese instante apareció Elisa por las angostas escaleras del sótano. Elisa siempre había tenido ese semblante de tranquilidad, aunque  el paso del tiempo hubiera dejado marcada su piel. Sus ojos oscuros tenían una profundidad que hipnotizaba. Su pelo rubio y corto enmarcaba su denostado rostro. Los movimientos de su cuerpo, relajados y sutiles, hacían de ella una mujer cándida. Atravesó en silencio la bóveda hasta llegar al altar. Miró a su marido con ternura y cerró los ojos en aprobación.

-El círculo esta preparado, empezaremos con el Samhaim.(2)

Ella asintió sin decir nada, colocada a su lado. Julio con voz decidida recitó:

- Meditaremos acerca de la muerte, pensaremos en los amigos y familiares que han partido, recordaremos que la muerte es sólo un paso para iniciar un nuevo ciclo, de la muerte al renacimiento. Mantendremos firme en nuestra mente que la realidad física no es absoluta, el alma nunca muere.

Después de un rato de silencio, los dos juntos prendieron fuego dentro del caldero(3). Quemaron papeles previamente escritos de todo aquello que querían dejar atrás (malos hábitos, resentimientos, etc.). Se situaron frente al altar y cogidos de la mano, las levantaron al aire diciendo:

En esta noche de Samhain señalo tu paso amado Dios del Sol,
hacia las tierras del eterno verano, aguardando tú regreso.
También señalo el paso de los que se han ido y se irán después.
Oh bendita y amada Diosa eterna, tu que das nacimiento a los caídos,
guía mis pasos en la oscuridad, protégeme y ayúdame a comprender
tus misterios, enséñame que así como de la oscuridad nace la luz
el ciclo renace eterno y por siempre.
Sabia de la Luna menguante, Diosa de la noche estrellada.
Creo este fuego dentro de tu caldero
para transformar lo que me está atormentando.
Que las energías sean revertidas
¡De oscuridad, luz!, ¡De mal, bien!
¡De muerte a nacimiento!



Tras las palabras se sentaron frente al fuego prendido, en silencio los dos, mirando las llamas que le desvelarían a cada uno sus secretos, sus anhelos en este día de Samhain, la celebración más importante del año para la religión Sicda.(3)

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(1) Fino cuchillo de doble filo. Su función es muy similar a la de la varita. El Athame simboliza el intelecto, el pensamiento crítico y el cálculo.Se utiliza para dirigir la energía en los rituales.

(2) El Samhain marcaba el fin del ciclo de la rueda del año. Era el año nuevo Wiccaniano. Era un momento mágico en el que los mundos se tocaban. Samhain era tiempo de recordar a los ancestros, rendir tributo a los antepasados que fallecieron. Era el momento del año para liberarse de las debilidades. Era también un tiempo propicio para la adivinación, para saber que nos depararía en el año venidero. Se meditaba sobre todas las muertes que se habían tenido que enfrentar en este ciclo, cosas, amistades, situaciones, etc, que dejamos atrás. El final y el principio eran uno en la rueda del año, al igual que la muerte y el renacimiento, meditaban sobre sus ideas y sentimientos, sobre el paso que todos habremos de dar. Se desvelaban los pasos a seguir.

(3)El Dios muere y regresa al vientre de la Diosa , el caldero es una representación del vientre de la Diosa y el fuego es una representación del Dios.